martes, 31 de julio de 2012

DIENTE DE LEÓN

(Taraxacum dens leonis o T. officinalis, Desf.)
(Taraxacum officinale)

El diente de león es una planta herbácea y vivaz. Las hojas dentadas dispuestas en roseta, tradicionalmente identificadas por su forma con los dientes de un león, alcanzan entre 5 y 25 cm. Del centro de la roseta se elevan los tallos huecos en cuyo extremo se encuentran las flores amarillas (una por tallo). Las raíces, de aspecto columnar, se entierran hasta unos 30 cm de profundidad. Toda la planta exuda al partirla un látex blanco. 

Esta planta perenne muy común crece en los potreros, a la orilla de los caminos, en los bordes de las acequias. Tiene hojas divididas profundamente en lóbulos triangulares, casi simétricos y agudos. La flor, amariIla, se sostiene sobre un largo pedúnculo hueco. El sabor de las hojas y especialmente de las raíces, es amargo.

Florece casi todo el año, a partir del otoño. Las raíces hay que secarlas y acomodarlas bien al calor de un horno.

Aprendamos a vivir y a comer sobriamente: rechacemos todas esas salsas que se preparan "profesionalmente", difíciles de imitar y más difíciles de digerir, aunque tengan apariencias extraordinarias. El estómago, poco a poco, sentirá el efecto de esas comidas excesivamente aliñadas y a la larga se resentirá, tal vez ya sin remedio.

Al amargón se le considera maleza. Aprendamos a apreciarlo, como en algunos países europeos, en donde sus raíces han sido usado medicinalmente desde el siglo XV. 

Pero no olvidemos que hay que recoger estas plantitas cuando son tiernas, esto es, en primavera, no ya cuando ha aparecido la flor, porque entonces se ponen duras y muy amargas. Usémoslas en infusión, o mejor en cocción, por los muchos elementos medicinales que contienen; utilicémoslas también en ensalada cruda o cocida: es una comida excelente. Para ello se cortan las hojas con un poco de raíz, se lavan y se cuecen; luego se echan en una cacerola con un poco de aceite o mantequilla o grasa de cerdo y algo de perejil, cebollas bien picadas y sal, y se deja cocer todo a fuego lento, revolviendo de cuando en cuando. Las buenas cocineras italianas suelen meter entre medio costillas de cerdo o de cordero, tajadas de salchichón o chorizos, y de este modo se obtiene un manjar sumamente apetitoso. El agua en que se ha cocido el amargón no se bota, sino que en ella se cuece la carne, o bien se toma por copas durante el día; siguiendo este método por algún tiempo, el higado, los riñones y el funcionamiento del organismo entero sentirán sus benéficos efectos y la salud revivirá. Es lo mismo que se hace con la Achicoria y, en general, con la mayoría de las ensaladas.
Uso medicinal
Las hojas y raíces de esta planta son refrescantes, estimulantes del apetito, tónicas, diuréticas y excelentes depuradoras de la sangre, del hígado y de los riñones. Se usan contra las enfermedades del hígado y de la piel; previenen el escorbuto, moderan la secreción de la bilis y regulan la de la orina.

Las tribus de nativos americanos Iroquois, Ojibwe y Rappahannock preparaban la raíz del diente de león para tratar enfermedades renales, malestar y acidez estomacal


En la medicina tradicional árabe, el diente de león se ha usado para tratar las enfermedades del hígado y del bazo.  

Además de aquellas funciones, la medicina tradicional china combina el diente de león con otras hierbas para mejorar la respuesta inmunológica a las infecciones del tracto respiratorio superior, bronquitis o neumonía y en compresas para tratar la inflamación de la mama.

El amargón se emplea como purgante ligero y depurativo, en las enfermedades de fiebre leve, herpes y desarreglos estomacales poco intensos. Para efectos purgantes se toman dos tazas de cocimiento en ayunas, con media hora de intervalo una de otra. Para los demás casos, tres tacitas diarias antes de las comidas.


Las hojas de las plantas de diente de león son ricas en potasio y es un diurético más potente que la raíz. También dan un gran sabor en las ensaladas. Tanto las hojas como la raíz son tónicos para el hígado y son útiles en el tratamiento de muchos problemas digestivos, piel y artritis.

Los principales compuestos en la raíz del diente de león son lactonas, un alcohol llamado taraxasterol, fitoesteroles y mucílagos. También poseen altas concentraciones de inulina durante el otoño. La Cooperativa Científica Europea sobre Fitoterapia recomienda la raíz del diente de león para la estimulación de las funciones del hígado y de la vesícula biliar, la indigestión y la pérdida del apetito.

Se suelen indicar 3 a 5 gr del compuesto activo equivalente a 1-2 cucharaditas en 150 ml de agua tres veces al día o 5-10 ml de la tintura. Los comprimidos suelen venir en varias presentaciones simples de 250 a 700 mg.

En algunas personas sensibles, el contacto con la planta causa dermatitis. Paradójicamente, el diente de león puede causar malestar estomacal, probablemente por lo amargo de su sabor, por lo que suele combinarse con malvavisco.

Elimina grasas de la sangre lo que conlleva a una disminución de colesterol en las arterias, previniendo la arteriosclerosis, la degeneración de la vesícula biliar y los riñones.

Falta de apetito o desgana (anorexia). Combate las infecciones de la sangre. Estimulante en la eliminación de la bilis y reguladora de las funciones renales, favoreciendo la secreción de la orina y desinfección de las vías urinarias

Cocimiento:
Material desmenuzado 10 gr y agua 500 gr Se hierve por 20 minutos y se toma, según lo ya indicado. Tomado en infusión, como muchos aconsejan, el amargón es de muy escaso efecto, casi nulo. Lo mejor es hacerlo hervir, tomar el agua de la cocción y comerse las hojas hervidas.

Falta de leche en lactancia:
Tome 5 gr. de flores y hojas de la planta, ponga a fuego 1/2lt. de agua agregue la planta cuando el agua suelte el hervor y deje cocer 20min. Deje enfriar, y tome 2 tazas por la mañana y dos por la noche.

El diente de león es un suave laxante que el excursionista o el aventurero estreñido siempre tendrá a mano porque crece en casi todas partes. Al ser también un depurativo favorece la curación de algunas afecciones como eccemas o celulitis cuando están provocadas por el propio estreñimiento, al retener sustancias tóxicas en el organismo. Además, posee otras aplicaciones medicinales tomada en forma de infusión, jugo o ensalada:

Sus propiedades como colerética, estimula la producción de bilis por el hígado, lo cual facilita la digestión de los cuerpos grasos, remueve el colesterol y los depósitos de calcio que causan los sedimentos en riñones vesícula e hígado (piedras), colagoga (contrae la vesícula biliar favoreciendo el vaciado de la bilis al intestino), la hacen especialmente útil en problemas del hígado y la vesícula biliar como hepatitis, cirrosis, vesícula perezosa o insuficiencia hepática.

Las curas de primavera y otoño (entre 4 y 6 semanas en cada estación) son muy útiles para quienes sufren de cálculos en la vesícula. Aunque no llega a eliminarlos, evita que se formen.

También son importantes sus efectos sobre el riñón, y es útil para la gota y la artrosis por ser diurética porque colabora en el proceso de depuración de la sangre y elimina las toxinas que contiene, y es depurativa, pues purifica la sangre y contribuye a eliminar los desechos mediante una acción diurética, laxante o sudorífica.

Las digestiones perezosas se ven mejoradas por esta planta en virtud de sus propiedades como aperitiva puesto que posee principios amargos que estimulan el apetito y preparan las operaciones digestivas, tonificando al estómago mientras ejerce en él una acción fortificante y restauradora , que acelera el proceso de digestión y aumenta la secreción de todas las glándulas digestivas.

La infusión se puede preparar con 1 ó 2 cucharaditas en 1/4 litro de agua fría y se deja hervir un minuto. A los 10 minutos se cuela.

El jugo se obtiene triturando, machacando o pasando las hojas por la licuadora. Se toman 2 ó tres cucharaditas antes de cada comida.

Si padecéis alguna de las afecciones mencionadas, probablemente os interese incluir esta planta en vuestro botiquín natural. Se aconseja recolectar en primavera la planta entera. La podéis colgar a secar en un lugar aireado o, en el caso de la raíz, cortarla longitudinalmente y secarla al horno a no más de 40 ºC.

El diente de león nos aporta vitamina A, vitamina C y niacina. Se pueden comer en ensaladas, hervidas, o en bocadillos sustituyendo a la lechuga. Para ello recolectaremos las hojas más tiernas, principalmente al inicio de la primavera, antes de que se vuelvan demasiado amargas. Este amargor se puede reducir dejándolas en remojo durante 2 horas.

Los extremos de las raíces se pueden preparar cocidos como el salsifí. Las flores, antes de abrir, se pueden conservar en vinagre para usar como condimento o acompañando otros platos.

Bebida para escurcionista: Con las raíces de diente de león se puede conseguir un sustituto del café, sin los efectos negativos de éste, pero con casi todas las propiedades medicinales de la planta. Para ello se secan las raíces al sol o al horno sin quemarlas, después se trocean y se tuestan, por ejemplo en una sartén, removiéndolas con frecuencia. Por último las podéis moler entre dos piedras.

Utilizar como: Zumo, extracto fluido, tintura, infusión, dinamizaciones homeopáticas
y tónico.

Ensalada: Su agradable sabor ligeramente amargo, hace de las hojas del diente de león un ingrediente muy apropiado para ensaladas primaverales, en las que se busca sobre todo el efecto aperitivo y depurativo. Se pueden aliñar con aceite y limón.
Jugo Fresco: Se obtiene por presión o trituración de sus hojas y raíces. Se toman 2 ó 3 cucharadas antes de cada comida.
Para conseguir un importante efecto depurativo, se debe tomar diariamente durante un mes o mes y medio, en primavera.
Infusión: Se prepara con 60 g de hojas y raíces por litro de agua. Se toma una taza antes de cada comida.
Tintura: La raíz fresca se emplea para estados tóxicos como gota, eccema o acné.

Mermelada de diente de león: Ahora les enseñamos una particular receta para hacer una mermelada de flores de Taraxacum, llamada también miel de diente de león, producida en muchas regiones de Europa.
   Usaremos las flores amarillas procurando quitar lo más posible las hojitas pequeñas que la rodean, quedándonos sólo con los pétalos. Luego se cubren de agua completamente y se ponen a hervir en cacerola abierta durante aproximadamente 20 minutos. Dejamos reposar varias horas o incluso toda una noche, para posteriormente filtrar y utilizar el líquido. A la cantidad de líquido obtenida se le añade la misma cantidad de azúcar para volver a hervir en cacerola abierta hasta obtener la densidad deseada (como una mermelada normal). Luego se vierte el líquido espeso obtenido en frascos previamente hervidos que cerraremos herméticamente para una vez fríos disfrutar de nuestra mermelada de diente de león.
Otros usos y curiosidades
De niños todos hemos jugado alguna vez a esparcir sus semillas, que flotaban ayudadas de su curioso "paracaídas". Tradicionalmente se ha usado el látex de diente de león contra las verrugas y para quitar algunas manchas de la piel. Las flores también han sido utilizadas como ingredientes de algunas bebidas alcohólicas.


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